Por orden del Tribunal Federal suizo, máxima instancia judicial helvética, que anuló la condena en segunda instancia a cadena perpetua del jefe de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala entre 2004 y 2007, Erwin Sperisen, la Camara de Apelación y Revisión del Cantón de Ginebra, suprema corte cantonal, lo volvió a juzgar por diez asesinatos cometidos en 2005 y 2006. La sentencia, leída hoy viernes por la tarde en voz alta y a notoria velocidad por la presidenta de la Cámara, Alessandra Cambi Favre-Bulle, recoge los siete asesinatos de 2006, pero lo absuelve de los tres de 2005. Le aplica en consecuencia una pena de reclusión de quince años a Sperisen, y deja en la confusión su pedido de indemnización de 1 millón de francos suizos (835.000 euros, 1,03 millones de dólares), por haber ya permanecido cinco años en detención preventiva.
Aprovechando de su doble nacionalidad suiza y guatemalteca, Sperisen se radicó en Ginebra en 2012, donde su padre es desde hace tiempo embajador de Guatemala ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). La oenege TRIAL, encargada de investigar potenciales crímenes de lesa humanidad, lo denunció a la fiscalía de Ginebra, que lo detuvo pues Suiza no extradita a sus nacionales y está obligada a juzgarlos si cometen infracciones en el extranjero. Tomando en cuenta alegaciones y testimonios aportados por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), establecida por Naciones Unidas y el gobierno del país centroamericano, incluyendo las conclusiones del Relator Especial de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, Philippe Alston, quien reveló en 2007 operaciones de “limpieza social” en Guatemala, el Ministerio Público de Ginebra acusó a Sperisen de diez asesinatos, siete en perjuicio de detenidos del establecimiento penitenciario de Pavón, en las afueras de la capital guatemalteca el 25 de septiembre de 2006 (Operación Pavo Real), y otros tres un año antes contra evadidos de la cárcel de El Infiernito, vueltos a capturar y despachados en frio, obviamente al margen de la ley (Plan Gavilan).
¿Como fue posible que la misma instancia que lo condenó a treinta años en 2015, ampliando una condena de primera instancia, lo condene ahora en revisión a una pena la mitad de clemente?. Porque el tribunal, compuesto por su presidenta y 6 otros magistrados, se pronunció sobre la exhortación del fiscal Yves Bertossa, que los instó a condenar a Sperisen a treinta años de prisión si estimaban que las pruebas recogidas demostraban su coautoría en los homicidios, o a quince años, si solo retenían la complicidad en dar la muerte, mientras que la defensa clamaba por la absolución.
“Estamos ante un caso límite”, recalcó la presidenta Cambi Favre-Bulle. Explicó rápidamente que las evidencias recolectadas no alcanzaban para castigar plenamente a Sperisen como coautor, ni tampoco como cómplice, aunque mirando la situación en su “integralidad”, y sin perjudicar al acusado, a quien ante cualquier duda lo asiste el beneficio de la pena más favorable para él, no podía dejar de lado los indicios acumulados en su contra. Recordó que estuvo en los lugares claves de la cárcel de Pavón cuando acontecieron los asesinatos. Repartió brazaletes azules para sus próximos colaboradores que intervinieron en abatir a las víctimas, las cuales no perecieron fruto de un enfrentamiento, sino mediante ejecuciones de un comando de encapuchados, sin olvidar que las escenas de los crímenes fueron maquilladas. Sperisen “cubrió la operación con su autoridad”, participó de la toma de decisiones, estaba al corriente de lo que ocurría, “no podía ignorarlo, y su implicación fue “pesada”, sostuvo Cambi Favre-Bulle, frente a una sala de audiencia repleta.
Ante la supuesta extravagancia en un procedimiento de revisión judicial de un caso debido a la presunta equivocación de haber interrogado testigos en Guatemala por escrito en primera instancia, sin embargo negándose a traerlos a confrontar con Sperisen en segunda instancia, la Corte de Ginebra cumplió en enmendar el eventual error, y redujo la pena a la mitad. Ha dejado a Sperisen en libertad provisoria, porque el fiscal no requirió que vuelva a la cárcel, empero con la seguridad del brazalete electrónico y la comparución dos veces por semana a una comisaria cercana a su domicilio para verificar que no ha huido, en espera que Tribunal Federal, al que acudirán en último recurso como han prometido de inmediato los abogados de la defensa de Sperisen, de la última palabra.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.