Una iniciativa de la diplomacia salvadoreña consiguió reunir a Estados Unidos, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Honduras y a la Unión Europea, para que copatrocinaran, entre otros, una resolución adoptada por consenso en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que vincula “el problema mundial de los niños y adolescentes migrantes no acompañados y los derechos humanos”, un texto aprobado hoy jueves en Ginebra.
Su contenido resalta el drama de “los migrantes, en particular los niños y adolescentes, que se ven obligados a huir de su lugar de origen o deciden abandonarlo por causas múltiples y que no están acompañados o están separados de su familia y afrontan diversos riesgos en la ruta migratoria”. También exhorta a “los Estados de origen, tránsito y destino a que colaboren para encontrar soluciones eficaces y sostenibles en un marco de solidaridad y cooperación regional e internacional”.
La resolución manifiesta su preocupación “por el hecho de que los niños y adolescentes migrantes, que se encuentran en situación de vulnerabilidad cuando intentan cruzar fronteras internacionales sin los documentos de viaje necesarios, estén expuestos a graves violaciones y atropellos de los derechos humanos que pueden poner en peligro su salud y bienestar físicos, emocionales y psicológicos, así como a delitos y atropellos contra los derechos humanos, por ejemplo, el robo, el secuestro, la extorsión, el maltrato físico, la venta y la trata de personas, incluidos el trabajo forzoso y el abuso y la explotación sexual, durante sus viajes”.
Abundando en las propuestas para remediar los problemas que afrontan los menores migrantes no acompañados, el documento insta a los Estados a facilitar “la reunificación de las familias, cuando proceda”, sin dejar de tomar en cuenta el “principio del interés superior superior del niño como consideración principal”. Pero en caso de expulsión la resolución pide se atiendan “sus necesidades en el proceso de devolución a su país de origen, y a que se velen por que en todo tipo de regreso, ya sea voluntario o no, se respete el principio de no devolución de conformidad con el derecho internacional aplicable”, es decir si el retorno amenaza su integridad.
En ese contexto, la resolución alienta a los países a que “los niños migrantes no deberían ser objeto de detención o encarcelamientos arbitrarios” y urge a adoptar medidas “encaminadas a aumentar la cooperación y la coordinación”, para hacer frente “a delitos graves como la venta y la trata de niños migrantes no acompañados, así como a otros tipos de abusos y explotación”.
El único bemol discordante del consenso que dominó el debate, fue una crítica de México, que sin disociarse de la resolución, advirtió sobre “el riesgo de establecer estándares diferenciados para diferentes grupos de migrantes”, al centrarse “en un grupo específico” de los mismos, que “rompa con el enfoque integral y comprehensivo” que debería primar sobre el tema, deslizando la recomendación de velar para que esos estándares no resulten “contradictorios”.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.