«Desde enero, 16 trabajadores de prensa han sido asesinados, un número inferior comparándolo con el mismo periodo del año pasado», informó en Ginebra Blaise Lempen, director de la organización no gubernamental (ONG) «Campaña Emblema de Prensa» (PEC), fundada en Suiza por periodistas de diferentes países en el 2004, cuyo objetivo es «reforzar la protección y la seguridad de los periodistas en zonas de conflicto».
«Esta cifra es demasiada alta aún, pero si la tendencia continúa, finalmente es una buena noticia, comparándola con los 56 periodistas asesinados para tales fechas en el 2022, un incremento del 71%, marcado entonces por las primeras semanas de la ofensiva rusa en Ucrania», precisó Blaise Lempen. Recordó que el año pasado fueron abatidos 116 periodistas en 29 países, mas cuando 79 lo fueron en el 2021, y 92 en 2020.
Ahora en el 2023, «solo 1 periodista perdió a vida en Ucrania», consignó Lempen. A su entender se debe «en parte» por el «status quo» que han tomado los combates en Ucrania », y porque «las autoridades ucranianas han adoptado medidas para limitar el acceso de los medios a las zonas de combate». Sin embargo, la PEC «está preocupada por la anunciada reanudación de los enfrentamientos a gran escala en Ucrania», advirtió.
«Hay que recordar a los beligerantes que los periodistas son civiles», y por ende están protegidos por las Convenciones de Ginebra del derecho internacional humanitario, que protegen a heridos, prisioneros y poblaciones civiles, no implicados en las hostilidades, bajo el auxilio de la Cruz Roja Internacional (CICR). La PEC «condena enérgicamente todos los asesinatos de periodistas y pide que los responsables sean rápidamente identificados y llevados ante la justicia».
En lo que va del 2023, han sido asesinados 2 periodistas en Afganistan, 2 en Camerún, 2 en Haití, y 2 en México. También 1 periodista en Bangladesh, 1 en Canadá, 1 en Estados Unidos, 1 en Guatemala, 1 en India, 1 en Paraguay, y el periodista antes enumerado en Ucrania. Otro periodista perdió la vida en Ruanda y su caso sigue bajo investigación, siempre según la PEC.
De hecho, la libertad de prensa «está en declive, particularmente en Afganistan, Birmania, Iran y Rusia», estima la PEC, que pidió a las autoridades en Moscú la liberación de «Evan Gershkovich del Wall Street Journal, detenido el pasado 30 de marzo por los servicios de seguridad rusos», lo cual marca «una escalada en le represión de los medios» en ese país.
A su vez la PEC se inquieta por «las denuncias de obstáculos contra periodistas palestinos durante las últimas semanas de violencia en los territorios ocupados. Las fuerzas de seguridad israelíes agredieron o hirieron a una docena de periodistas palestinos». Criticó además que «otro periodista con doble nacionalidad suiza y palestina haya estado en detención administrativa en una prisión de Negev, en Israel, durante más de un año, sin motivos».
Finalmente, la PEC deplora «que Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, haya estado detenido en una prisión británica durante 4 años sin juicio». Insiste en «exigir una vez más su liberación por motivos humanitarios y el retiro de los cargos en su contra por parte de Estados Unidos». A instancias de su proyecto fundador, recomienda a la comunidad internacional de concertar una «nueva convención internacional para mejorar la protección de los trabajadores de prensa».
Por otra parte, la UNESCO, el organismo del sistema de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, celebra anualmente el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Asume que «la libertad de expresión» es el «motor de todos los temas derechos humanos». Considera «un nivel inaceptablemente alto», que «el 86% de los asesinatos de periodistas permanecen impunes».
La UNESCO agrega que «no se puede proteger la libertad de expresión cuando hay un número asombrosos de casos sin resolver», insistiendo en que debe «acabar la impunidad de los crímenes contra los periodistas », cuya disminución de «un 9% en los últimos 10 años es insuficiente para conseguir frenar el espiral de la violencia». Todo esto mantiene «un efecto escalofriante en el periodismo de investigación, vital para la salud de cualquier democracia».
La UNESCO denuncia que los periodistas no tienen «espacios seguros para trabajar». Casi el 80% de las muertes suceden «fuera de los horarios de trabajo, por ejemplo en su casa, en sus vehículos o en la calle; no en una misión específica. Varios fueron asesinados delante de sus familiares, incluyendo sus hijos». Por todo ello difunde ante los Estados un «plan de acción» que garantice «la seguridad de los periodistas», y combatir «la impunidad».
Desde Ginebra, Juan Gasparini.