La ONU empieza el desconfinamiento de los derechos humanos en Ginebra.
La resolución de la ONU sobre Nicaragua, que define un control sistemático al gobierno de Daniel Ortega mediante un mecanismo de vigilancia, con informes de seguimiento en cuanto a la evolución de las exacciones en ese país, según mandato a tal efecto a la Alta Comisionada Michelle Bachelet, para nutrir los debates y fomentar decisiones, debe ser votada a más tardar el viernes próximo. Es el único tema que concierne America Latina y el Caribe, en el seno del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, máximo órgano en la materia, que reinició hoy lunes sus actividades en Ginebra.
Las restricciones impuestas por la ONU para retornar a la acción diplomática en Ginebra son draconianas. Los pisos de los pasillos están pintados con flechas destinadas a alejar el trafico entre quienes los transitan en un sentido, u otro. Las máscaras son obligatorias para acceder a las reuniones. Los ascensores solo pueden ser ocupados por una sola persona, y están dotados de dispositivos con soluciones hidroalcóholicas que desinfectan las manos. Dentro de las salas la distancia de dos metros entre las bancas es escrupulosamente respetada. Solo un diplomático por país está autorizado a entrar. Las oeneges y los periodistas han sido relegados a las gradas de segundo o tercer piso. El Consejo deploró al reanudar sus labores el fallecimiento en Ginebra por Covid 19 del embajador de Uganda, Christopher Onyanga Aparr.
Al Consejo de Derechos Humanos lo integran 47 Estados miembros, de los 193 que componen la organización supranacional. Se van rotando anualmente, nombrados por el voto secreto en la Asamblea General, el parlamento de la ONU. En virtud de una distribución por regiones del mundo allí pactada, a America Latina y el Caribe le corresponden 8 escaños. Este año los ocupan Bahamas, Chile, México, Perú, Argentina, Uruguay, Brasil y Venezuela. Sin duda votaran divididos sobre Nicaragua. El texto fue presentado a instancias del llamado Grupo de Lima, una alianza de países que se gestó para frenar las violaciones de los derechos humanos en Venezuela, y que posteriormente se extendió a Nicaragua. El texto sometido al voto de los próximos días concerniente Nicaragua lo firmaron, por orden alfabético: Brasil, Canada, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y Perú.
Coincidente con la puesta en marcha de la última etapa del desconfinamiento ante la epidemia en Suiza -país de acogida de la sede europea de Naciones Unidas en Ginebra, donde funcionan los organismos de protección y promoción de los derechos humanos de la ONU- el Consejo de Derechos Humanos retomó sus actividades en su lugar habitual, el Palacio de las Naciones, interrumpidas por el coronavirus el 12 de marzo pasado. Quedaron entonces pendientes 40 resoluciones sobre temas diversos, una de las cuales es la de Nicaragua. Ademas hay otras tal vez aún más importantes, por ejemplo, la rendición de cuentas por las presuntas violaciones de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados por Israel, y la situación en el Golan sirio, asimismo bajo control de Israel. Paralelamente las crisis de derechos humanos en Iran, Corea del Norte, Myanmar y Sudan del Sur, y la consolidación de los derechos a la alimentación y a una vivienda digna, entre otros.
Una vez finalizado ese escrutinio pendiente de la sesión anterior, y llevar a cabo un debate mañana miércoles sobre el estallido del racismo en el mundo, y actuar en consecuencia, el Consejo debe iniciar la sesión prevista para el actual mes de junio, otras tres semanas de trabajo, cuyo comienzo exacto y contenido, también se resolverá en torno al próximo viernes. Hay dos propuestas en danza. Una de empezar inmediatamente la semana entrante. La otra de aguardar hasta el 27 de junio venidero. En la misma, la Alta Comisionada Michelle Bachelet, presentará sin duda una actualización del panorama de los derechos humanos en Venezuela, donde un germen de oficina permanente du su Alto Comisariado, trata de instalarse en Caracas de forma estable y suficientemente dotada del personal necesario.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.