Suiza reinventa su fiesta nacional frente al aumento del Coronavirus

Suiza reinventa su fiesta nacional frente al aumento del Coronavirus

Sin las tradicionales fogatas, sopas populares, y discursos políticos, el sábado 1 de agosto, la Confederación Helvética festejará en reuniones barriales dispersas los 8 siglos de su creación, debido a los temores despertados por un Covid-19, cuyo acoso no cesa. Naciones Unidas decretó 4 días de asueto. Antes del fin de semana largo, las preocupaciones en derechos humanos de la ONU fueron las situaciones en Myanmar, Iran y Mali.

Los poderes institucionales, y a pedido expreso de “grupos familiares, de amigos o vecinos”, ofrecen aportar mesas para que, respetando la distancia social frente a la pandemia, la gente pueda acudir con sus propias sillas y reunirse en espacios abiertos y festejar el aniversario nacional: plazoletas, parques, galerías debajo de los inmuebles, patios en escuelas o edificios de culto, y playas de estacionamiento al aire libre. Los discursos de los responsables políticos podrán consultarse por internet. No hay instrucciones especificas para el uso de máscaras, quedando a juicio de la gente llevarlas puestas si la concentración próxima de personas a menos de 2 metros impone protegerse.

El uso obligatorio de tales barbijos en los transportes públicos, comercios, oficinas, tiendas, supermercados, clubes nocturnos, salas de espera, consultorios, y también para el personal “de asistencia a la persona”, sin olvidar empleados de bares, restaurantes, dancings y “establecimientos asimilables”, con ofrecimiento de “solución hidroalcóholica”, al acceder a los mismos, se va generalizado por disposiciones sucesivas de los 26 Cantones que constituyen el Estado, pues el gobierno federal solo los recomienda. Los infractores no son todavía multados, pero se les prohibe permanecer  si son detectados al descubierto. Quienes explotan comercialmente esos “establecimientos” están expuestos a “persecución penal” si “violan” sus deberes.

Todo esto se debe al aumento sostenido de nuevos casos en el presente mes de julio, alcanzando actualmente más de 200 diarios, una cifra no obstante sin comparación con los 400 infectados cotidianos de marzo pasado al propagarse la pandemia. El presente rebrote es un fenómeno que de momento sin embargo se explica, al menos en una menor parte, por la realización masiva de los test para detectar nuevos enfermos, algunos carentes de síntomas, otros manifestando signos clínicos hasta ahora desconocidos. Ya se han llevado a cabo 777.631 tests, siendo positivos el 5,4%.

Las discotecas y bares como centros potenciales de infección donde la aglomeración física cercana de personas sin mascaras explicarían la propagación del virus, es la principal preocupación en Suiza  durante estas fechas. Ha puesto en evidencia la inquietud una aplicación gratuita concebida a instancias del gobierno federal, que debe acoplarse a los teléfonos móviles, para poner en marcha un sistema de alerta temprana en protección de personas cercanas al flamante infectado, a las cuales se les avisa para que se pongan en cuarentena y cortar de ese modo la cadena de contagios.

Ginebra acaba de añadir una segunda aplicación gratuita para noctámbulos, que se justifica por el alza sostenida del virus, pero si “la curva se mantiene”, y no baja, es hipotéticamente probable que terrazas y demás lugares festivos, sean clausurados. Unos 1200 ginebrinos están confinados, un tercio por brotes ocasionados en citas nocturnas, los otros dos tercios por aislamientos preventivos impuestos a viajeros al retornar de los 42 países a riesgo de la lista oficial de la Oficina Federal de la Salud Pública, de los cuales 14 son latinoamericanos y del Caribe, incluyendo Puerto Rico.

Para impedir un fenómeno similar en las piscinas, que congregan mucha concurrencia este verano canicular que vive Ginebra, la reglamentación es estricta. Para obtener entradas hay que reservarlas o comprarlas por internet con anticipación, para no desbordar la disponibilidad fijada para cada jornada. Solo unas pocas se pueden adquirir en ventanilla, de modo que no haya largas colas de espera para ir a las piletas. La jornada se divide en partes iguales de unas 3 horas cada una, y los bañistas deben elegir una de su preferencia. Se impide de tal manera la concentración excesiva de publico en la entrada, y en un solo tramo del horario fijado para nadar. Agentes de seguridad en los trayectos a los vestuarios, y en los bordes de las piscinas aseguran la agilidad del transito de las personas. Solo los abonados con anterioridad por varios meses escapan a estas restricciones.

Suiza no conmemora independencia alguna, ni el derrocamiento de ninguna dictadura, sino el aniversario del “pacto federal”, escrito el 1 de agosto de 1291, cuando se unieron los tres primeros de los 26 cantones que configurarían el Estado federal de nuestros días. Aquella acta constitutiva significa el inicio de la filosofía nacional, de unirse para impedir ser sometidos por las grandes potencias vecinas: que hoy serian Francia, Alemania, Italia y Austria. El correlato para solidificar esa unión, son los poderes ejecutivos colectivos de siete miembros, elegidos por el voto directo de los parlamentos a sus tres niveles: municipal, cantonal y federal.

Esa suerte de “formula mágica” permite licuar los conflictos internos y no atentar contra la necesaria unidad para neutralizar, o afrontar, el eventual apetito exterior a des-anexar cantones contiguos a poderosos vecinos. Ese delicado equilibrio conjuga la vida cotidiana de 8,5 millones de habitantes, de los cuales más de 2 millones son extranjeros residentes, un país multilingue y plurireligioso, en una escenografía geográfica diversa, con planicies y montañas, sin riquezas naturales, donde se mezclan cantones pobres y Ricos, urbanos y rurales, todos con significativo nivel de industrias y servicios.

Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.

 


 

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