En lo dos últimos días, los nuevas infecciones por el Covid-19 se multiplicaron casi por cuatro en Suiza. Pasaron de unas 400 diarias a 1500 en las recientes 48 horas. La tasa de positivos en los test saltó del 3% en junio al 9% ahora. Los afectados ya no son mas principalmente personas relativamente jóvenes, menores de 40 años, sino también mayores de 50 años, con el retorno a los hospitales de la población riesgo, a partir de 65 años. Parece quebrarse la frágil estabilidad alcanzada recientemente por Ginebra.
En efecto, el Cantón de Ginebra, con su medio millón de habitantes, registra entre 70 y 80 nuevas contaminaciones diarias por coronavirus, cuando en septiembre pasado alcanzaban a 50, y en agosto 30. Acaba de duplicar en dos semanas el número de hospitalizaciones que pasaron de 27 a 50, de los cuales 7 ya están en la sala de cuidados intensivos del Hospital Cantonal, que dispone de 50 camas para acoger enfermos graves, cantidad que se teme podría desbordarse si se mantiene el alza del rebrote. De hecho, entre el 28 de septiembre y el 8 de octubre, la ciudad ha conocido 3 fallecimientos por la pandemia, integrando el pico de 1075 muertos en la totalidad del territorio helvético observado hace dos días. El indicador simbólico de su recrudecimiento de la expansión de la epidemia, ha sido la cuarentena hasta el 12 de octubre, del Presidente del gobierno cantonal, el argentino naturalizado suizo, Antonio Hodgers, tras detectarse que padecía el Covid-19.
A diferencia de las estimaciones en períodos anteriores, atribuidas a la propagación del virus por el no respeto de las reglas sanitarias de la distanciación social preponderantemente en bares, restaurantes y discotecas, de momento se alega que la enfermedad se está incrementando en ámbitos familiares, sociales o laborales. Las reuniones o fiestas privadas, encuentros entre amigos o colegas de trabajo, serian la causa del 75% de los nuevos contaminados, de allí que la médica cantonal, Aglaé Tardin recomienda realizarlas con menor cantidad de gente, y respetando los gestos de barrera contra el mal: distancia de 1,5 metros entre las personas, uso de mascarillas y lavado asiduo de manos.
Las discotecas han sido cerradas hasta mediados del mes que viene, mientras que los bares y restaurantes debieron reorganizar sus escenografías internas, separando las mesas, y obligando al personal a portar mascaras de forma permanente. Se estableció a su vez la toma sistemática de los datos de los comensales para facilitar su localización, por si alguno daba positivo ulteriormente a los test. De tal manera se busca cortar la cadena de contagios lanzando alertas rápidas de quienes hubieron compartido los horarios de visita a los locales con el nuevo declarado portador del virus. Para no perder clientela, los bares y restaurantes accedieron a permisos especiales para instalar mesas en la veredas y calles adyacentes, durante el verano que viene de finalizar, permisos que se están prolongando en el presente comienzo del otoño.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.