Morris Tidball-Binz nació el 14 de agosto de 1957. Vino al mundo en Chile, aunque la carrera de médico, y su experiencia de cofundador y primer director del emblemático “Equipo de Antropología Forense” a partir de 1984, lo hicieron conocer como un argentino “de corazón”, manteniendo no obstante la doble nacionalidad. Actualmente es una referencia internacional de la ciencia forense para documentar la tortura, las condiciones de detención, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra lo acaba de nombrar Relator Especial justo el día del aniversario del golpe de Estado de las Fuerzas Armadas en Argentina, un 24 de marzo, fecha tan sensible para las víctimas de la dictadura militar 1976-1983. Es el nuevo experto susceptible de investigar de manera independiente los asesinatos y muertes en conflictos armados a lo largo del mundo, un mandato por tres años, renovable por tres años más.
Morris Tidball-Binz forjó su armadura planetaria a lo largo de 35 años. Entre 1990 y 1997 se desempeño en la sede de Amnistía Internacional del Reino Unido, luego en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos en America Central. Del 2001 al 2003 fue coordinador de la oenege Servicio Internacional para los Derechos Humanos en Ginebra. Coronó entre 2004 y 2016 su labor sirviendo al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), también en Ginebra, profundizando la acción humanitaria forense. En ese último contexto, dirigió en 2017, la operación de identificación de 122 soldados argentinos que perecieron en la guerra de las Malvinas.
En la ONU Morris Tidball- Binz ha contribuido a la redacción de dos Protocolos significativos del sistema de protección de los derechos humanos, conocidos por los nombres de la ciudades donde fueron concebidos. El de Estambul, que es una suerte de manual para detectar y esclarecer la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes; y el de Minnesota, que es un procedimiento modelo para investigar crímenes de lesa humanidad en los que se hubieran cometido ejecuciones ilegales. Ahora desde la Relatoría que viene de confiarle la ONU, será el experto que con total independencia, en su alma y conciencia, deberá ocuparse, a escala transcontinental, de uno de los delitos más atroces que padece la humanidad: las ejecuciones extrajudiciales.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.