Evo Morales, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, acusó a su vecino país, Chile, “de prácticas racistas y discriminatorias por razón de nacionalidad”, contra los bolivianos que atraviesan territorio chileno, a lo largo de un exhaustivo discurso en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
“Está claro que el gobierno y las autoridades chilenas violan de manera sistemática los derechos humanos de bolivianas y bolivianos transportistas en territorio chileno”, afirmó Morales, y precisó que las víctimas son “mujeres, hombres y niños, familias enteras que viven del trabajo de transportar mercancías y personas de Bolivia hacia costas marítimas, cruzando territorio chileno para llegar a los puertos del Pacífico”.
“Todos los días se ejercitan en la frontera con Chile y en puertos chilenos (que serían los de Arica y Antofagasta) así como en las vías de tránsito hacia estos acciones confiscatorias, restrictivas y agresivas contra los derechos de nuestros compatriotas. No se trata de hechos aislados sino de prácticas regulares ejercidas por autoridades chilenas que dan cuenta de una política gubernamental de asedio y estrangulamiento permanente”, recalcó Morales.
El mandatario boliviano recordó que su país “perdió su cualidad marítima, producto de una invasión militar efectuada por la República de Chile en 1879”, y que “a causa de este despojo Bolivia se vio forzada a suscribir el Tratado de 1904, que en teoría debería garantizar el libre tránsito del comercio de mi país”, pero “este derecho no se cumple ni respeta por parte del gobierno chileno, y peor aún, es sistemática y premeditadamente negado al pueblo boliviano”.
Morales enumeró que “los controles, exigencias y medidas impuestas unilateralmente por Chile, producen que cientos de camiones se vean obligados a esperar durante días en la frontera haciendo largas filas para ingresar a ese país, y obligando a los transportistas a soportar el clima extremadamente frio de la zona de hasta 15 grados centígrados bajo cero, a una altura de cuatro mil quinientos metros sobre el nivel del mar”.
Agregó que en esas regiones chilenas hay “falta de atención médica”, y “carencia elemental de alimentos y servicios básicos”, concretamente “en los lugares de espera, control y fiscalización”, donde “los transportistas deben preparar o llevar su propia alimentación, debiendo esconderla de los oficiales encargados del control, pues estos proceden a imponer multas elevadas por portar y preparar alimentos en la ruta, en sus propios vehículos”.
Morales dijo conocer “numerosos casos de transportistas que viajan con sus familias, debido a que las esposas asisten al conductor en su travesía acompañados de niñas y niños, a los cuales no se les ha permitido preparar o peor aún consumir alimentos preparados en la carretera”.
También citó que en esa “extensa ruta de más de 190 kilómetros “se carece de servicios sanitarios para que los transportistas puedan bañarse y hacer sus necesidades fisiológicas de manera digna”, sin “acceso a agua para consumo personal, lo que denigra y agrede su condición humana”.
Subrayó además que “las autoridades policiales de frontera en territorio chileno persiguen y amedrentan e incluso sancionan con multas a los transportistas que realizan sus necesidades fisiológicas a campo abierto o en la carretera”.
Sin embargo, frente a esta “actitud hostil” de Chile, que la valoró “como represalia”, Evo Morales manifestó que “Bolivia confía siempre en seguir el camino del diálogo, la concertación y la solución pacífica de controversias ente nuestros Estados”, aunque lamentó que Chile no ha respondido a una propuesta “de una reunión bilateral”, declarando que “no hemos sido respondidos ni escuchados”.
Evo Morales concluyó solicitando al Consejo de Derechos Humanos de la ONU que “ponga atención y nos acompañe en este noble propósito de proteger a quienes sufren la vulneración de sus derechos fundamentales, para que los trabajadores y transportistas de países sin litoral marítimo o privados de su litoral puedan tener condiciones de trabajo dignas en su tránsito hacia los puertos, así como la protección de los derechos más elementales por su condición humana”.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.